
La inapetencia infantil
La inapetencia no es simplemente una cuestión de gustos, sino algo mucho más complejo.
Causas:
Mayor atención, falta de sueño, agotamiento escolar, juego excesivo, tensas relaciones familiares.
No convertirlo en un drama porque empeorará la situación.
La falta de apetito es una forma de dirigirse a sus padres, que puede expresar:
o La dificultad del niño para relacionarse con el entorno.
o La necesidad de mayor afecto y atención por parte de los padres.
o La rebeldía frente a una forma de vivir que no le hace feliz.
o Disgusto por una ambiente tenso y crispado en la familia.
o Protesta por cambios inesperados: cuando van a la guardería o al cole por primera vez.
Los mayores enemigos:
o Comer a todas horas: el niño es voraz por naturaleza y, si tiene algo de dinero, no duda en gastárselos en un capricho o chuchería. Las panaderías, pastelerías, kioscos… están llenas de cosas apetitosas. Y las comen a destiempo, quitándoles el apetito, además de ser muy poco nutritivos y contener demasiado azúcar y sal no les beneficia en nada.
o Comer siempre la misma cosa: las comidas se reducen a una serie de platos que se repiten un día tras otro. Así, su dieta se empobrece y se hace monótona y aburrida y poco atractiva.
o Comer a la carta. Sólo comen lo que más les gusta y apetece, despreciando otros alimentos más nutritivos. Esta es otra manera de hacer menos rica la dieta.
Para que el niño vuelva a comer hay que vigilar un montón de pequeños detalles:
o El niño es un gran imitador. Es importante que los padres y hermanos coman de todo, para que él haga lo mismo.
o Hay que controlar los horarios y la duración de las comidas.
o Una dieta equilibrada y variada hará innecesario acudir a complejos vitamínicos.
o Es preciso cuidar la presentación de los platos, haciéndolos muy atractivos y apetitosos.
o Los dulces y las golosinas no deben utilizarse como recurso de premio o castigo o como ingrediente exclusivo de cualquier celebración o fiesta.